Las medidas estatales político-económicas son desastrosas: de porqué el cálculo económico no es posible
Algunos conceptos de economía son ampliamente tergiversados, mal entendidos o simplemente erróneos como ya se indicó en este escrito de ensayo. Sin embargo aquellas medidas económicas que se aplican desde las regulaciones de la política tienen unas bastas implicaciones en la vida de sus ciudadanos. Porque como decía cierto economista, el buen economista no es aquél que ve las consecuencias económicas inmediatas de una política, sino las consecuencias y repercusiones indirectas y a largo plazo. La política confunde y mezcla medios y fines, a veces por ignorancia pero muchas otras veces deliberadamente. Cuando muchos de esos medios consiguen fines opuestos al propio medio. Por ejemplo para que la población tenga un salario mayor, subir el salario mínimo generará necesariamente salarios más bajos. En este escrito de ensayo, expondré aquellos mitos y dogmas que considere con más impacto, más claros y que son contraintuitivos, pero también conceptos económicos que la sociedad confunde y no entiende; razón principal por la que la mentira y los esloganes de los políticos calan.
Toda economía es acción humana
La economía implica economizar un recurso o un servicio. Algo que sea abundante, no necesita economizarse y por tanto no formaría parte de la economía. Como cualquier piedra vulgar que podamos encontrar por el suelo. Por ello no nos paramos a recogerla para venderla, porque nadie nos la compraría, a menos que sea una piedra preciosa o de algún material especial.
De ahí que los recursos es algo subjetivo. En el momento que consideremos algo un recurso y podamos utilizarlo como tal, entonces será economía. El petroleo, antes de conocer el refinamiento era una auténtica catástrofe que debajo de la tierra hubiese petroleo, ya que implicaba que no se podía plantar nada, y por lo tanto no era tierra fértil. Nos desplazabamos con caballos, a pie o con barcos a vela. Hasta que alguien supo refinar el petroleo, se inventó el motor de combustión y entonces podíamos desplazarnos mediante el uso de carburantes como el petroleo. A nosotros sólo nos interesa movernos del punto A al B, ese es el fin. Pero lo que empleamos para poder desplazarnos desde un punto a otro, es un recurso, y si antes eran caballos y alfalfa y ahora un coche y petroleo, tanto el coche como el petroleo pasarán a ser recursos que antes no existían o no eran considerados como tal. Desde este momento, el petroleo es un recurso, y por tanto hay que economizarlo. Antes, habría más petroleo que nunca, pero no nos servía como recurso, ahora quizás haya menos, pero lo podemos usar para desplazarnos. De ahí, que los recursos sean algo subjetivo.
Si bien es cierto que se requiera de economizarlos, no es cierto que cada vez hayan menos recursos. Los recursos o esos materiales que empleamos como tal, siguen estando en la tierra, sólo que en una configuración diferente, más o menos idónea. Salvo aquellos que sean enviados al espacio como un satélite, que salgan de la tierra y ya no vuelvan. Lo cual es algo ínfimo.
Otro ejemplo sería la lectura de un libro, había que tallar un árbol para poder hacerlo. Hoy en día el pendrive que no es nada más que un poco de silicio y mucho conocimiento puesto en este dispositivo, nos permite almacenar todos los libros del mundo y más. Por lo que ahora tenemos más recursos que antes. Es decir, los recursos no se miden en base al material objetivo que se tiene, sino en base a que se pueda emplear ese u otro material mejorando la eficiencia. Un simple pendrive habrá evitado la tala de miles o cientos de miles de árboles. Todos los pendrives del Mundo habrá evitado que hoy en día se tale ningún árbol para poder leer un libro, a excepción de aquellos que quieran por placer, seguir leyendo en papel.
En economía nada es gratis
Si la economía es acción humana, es decir elección en base a las prioridades, ya que nuestro tiempo es límitado y debemos economizar algo que no hay forma de volver atrás, tenemos pues que entender que tomar una acción implica no tomar todas las demás. A esto se le conoce como coste de oportunidad. O comprar un objeto significa tener menos recursos para comprar otro, o hacer un deporte significa no hacer otro, o estudiar significa no hacer deporte, al menos en ese instante. Por ello, estudiar química tiene el coste de no hacer deporte, de no cocinar, pero también de no estudiar otras materias. Por ello decimos que en economía nada es gratis, tomar una acción, significa no tomar todas las demás.
Pero no sólo eso, si le damos un recurso, un bien, dinero, etc a alguien implica no dárselo a otro, o peor, quitárselo a otro. Ya que para dárle algo a alguien implica no darle ese algo al resto y/o también implica que de algún sitio hay que sacarlo. Son lo que se conocen como bienes excluyentes. Así que no hay nada gratis en economía, alguien lo está pagando en algún sitio, ahora o con deuda (que es un pago a futuro con intereses), pero que en última instancia hay que pagarlo.
Por ello cuando se habla de público como gratis, es completamente erroneo, cuando simplemente debieramos hablar de estatal. Los bares, supermercados, aerolíneas, peluquerías, etc que son dueños privados y no estatales también ofrecen un servicio al público. Lo público no es gratis, la magia no existe, son tus impuestos. Es una obligación forzosa de pago en la que el poder coercitivo y monopolio legal de la violencia (el Estado) impone sobre sus ciudadanos, y alterando así las preferencias personales de cada uno de los individuos de una sociedad por parte de un órgano burocratico de arriba-abajo. Pero todo aquello mal llamado público (estatal) se paga por adelantado, sin importar los resultados, incentivando así a ser ineficiente. A diferencia de la empresa privada que sólo cobra si da dicho servicio, y si este es ineficiente es expulsado del mercado por la competencia, incentivando a dar un servicio rápido y eficiente – y todo ello sin forzar al ciudadano a ser consumidor o bien inversor forzoso de una empresa en déficit que es cualquier servicio estatal.
El rico no es más rico porque el pobre sea más pobre, la economía no es un juego de suma cero
Entender que la economía no es un juego de suma cero es importante, ya que esto indica que para que uno gane, el otro no debe perder. Es decir, cualquier transacción entre dos partes de manera voluntaria y con claridad contractual (es decir, que no haya engaño), es una transacción donde las dos partes siempre ganan. Ya que de no ser así, alguna de las dos partes simplemente no aceptaría el intercambio. El dinero no es más que ese método de intercambio generalmente aceptado y de valor estable en el tiempo que minimiza las ineficiencias en comparación con otras opciones. Por lo tanto nos interesará maximizar el número de transacciones al máximo, ya que eso genera riqueza. La riqueza no sería más que bienes y servicios. Es decir un masaje que me quita un dolor de espalda, eso es un bien, y por tanto es riqueza. El valor es algo subjetivo de acuerdo a cada una de las prioridades de cada uno de los individuos de una sociedad y ello hará que compremos una cosa y no otra, o que compremos una cosa y vendamos otra. En base a la oferta y demada de acuerdo a esas prioridades y por factores externos como puedan ser la cantidad de dicho recurso disponible en la naturaleza hará que los precios suban o bajen. Los precios no son más que señales que fluctuan en base a la capacidad valorativa y acciones de los individuos.
Dicho esto, cualquier regulación o impuesto sobre el servicio o producto vendido, desincentivará la compra/venta, lo cual necesariamente nos hará más pobres, ya que habrá un número menor de transacciones de las que hubiese habido.
La desigualdad no es un problema, es la pobreza
Los políticos siempre hablan de desigualdad. Por qué razón? es bastante obvio, porque desigualdad siempre habrá. Incluso aunque uno vaya al país más rico del Mundo donde todos sus ciudadanos tuviesen un Ferrari, el mero hecho de que haya un sólo ciudadano con 2 Ferraris, ya habría un salvador de turno pidiendo igualdad. Ahora está de moda la equidad, es decir ayudar más a aquellos que partan con desventaja. Que ocurriría entonces cuando alguien que haya nacido hijo de un español y una inglesa, inmediatamente y por defecto sin esfuerzo. El ser bilingue de los dos idiomas más importantes del Mundo, le abrirá automáticamente muchísimas más puertas, laborales y por tanto económicas, pero también sociales sobre el resto de la población que haya nacido de padres de un mismo lugar de orígen. Qué hacemos entonces? prohibimos a las parejas de distinto país tener hijos? Y aquellos que hayan nacido con algún talento por genética? por mucho que me pongan a los mejores entrenadores del Mundo (y eso sin contar el despilfarro de recursos que alguien deberá pagar) jamás jugaré como Messi al fútbol. Por lo tanto, si igualamos, sólo se puede igualar a la baja, partirle las piernas a Messi o ponerle lastres para competir en igualdad de condiciones.
Por otra parte este discurso se cae por su propio pie. Mientras el Estado habla de igualdad o equidad, permite estudiar en la universidad a los que más notas han sacado y a los que menos, no se les permite crecer más y se quedan fuera de dicha institución. Si realmente buscasen esa igualdad, habría que ponerle los mejores profesores a los peores alumnos de primaria y secundaria y ponerle los peores profesores a aquellos que hayan conseguido mejores notas. Pero eso no ocurre.
Lo que importa por tanto no es tanto si uno tiene más o menos, o es mejor aquí o allí, lo que importa es que nadie viva debajo de un puente, pasando frío. Es mejor una sociedad donde todos somos desigualmente ricos, que una sociedad donde todos somos igualmente pobres pasando hambre y frio y durmiendo en la calle. Porque además, la pobreza promueve cubrir las necesidades básicas para la supervivencia y cualquiera de nosotros sería capaz ya no de robar, sino de casi cualquier tipo de crimen para sobrevivir. Sin riqueza no hay paz, y sin paz no puede existir una sociedad ni deseable ni justa.
La igualdad no sólo no es posible, sino que no es deseable
Todos los seres humanos somos distintos. No nacemos con una tábula rasa. Parece mentira que esto se tenga que decir en este siglo. Que John Locke lo dijese en su libro sobre la teoría del conocimiento en 1689 tenía un pase. Pero que en el 2023 con la ciencia tan avanzada y el conocimiento sobre genética y la herencia del ADN entre generaciones, dar soporte a teorías constructivistas y del estructuralismo absurdas como las de Simone de Beauvoir, o mucho peor de Michel Foucault, y que se tome en serio como a uno de los intelectuales es un insulto a la inteligencia. Algo que dio pie al posmodernismo (o también conocido como woke en inglés).
Por todo ello un mundo es un mundo gris, terrible. Todos somos distintos y opinar lo contrario al mismo tiempo que se alza la bandera de la diversidad es una contradicción irresoluble por parte de los partidarios de estas ideas. La desigualdad no es un problema, lo que es un problema es la pobreza. Si alguien aporta el doble a la sociedad, tanto en cuanto no sea por medio del hurto ni la coerción, sino la libre elección de sus conciudadanos no sólo debiera tener el doble, sino que también es deseable. No hay nada más social que esto, porque uno recibe tanto en cuanto aporta a la sociedad y salvo los discapacitados, niños menores no formados, o gente de la tercera edad con enfermedades que les limiten; es decir salvo seres completamente a los que se les pueda pedir responsabilidades, estos deben ser responsables de su destino. Porque lo que no es por interés, es por obligación – y por lo tanto es forzado, coercitivo y violento por parte de un tercero -. Y para aquellos que hablen de solidaridad; la solidaridad jamás puede venir impuesta. Los derechos y las responsabilidades siempre van de la mano. La única igualdad que hay que tener es la igualdad jurídica; ante la ley. La ley juzga acciones de unos individuos a otros, no está hecha para protegernos de nosotros mismos. Por otra parte que alguien nazca discapacitado no es ni justo, ni injusto; simplemente es. Podrá ser una desgracia, podrá ser no deseable, podrá dar pena, pero jamás habrá habido un acto de injusticia de un individuo sobre este si el recién nacido ha sido por razones arbitrarias que no han supuesto acciones violentas o irresponsables de un tercero.
También se habla de que no se puede hacer beneficio sobre cosas fundamentales como pueda ser la vivienda. Partiendo así del axioma incorrecto de que ganar dinero es pecado. No lo es, no es usura, a menos que alguien haya sido obligado coercitivamente, o fuera de sus plenas facultades o mediante el engaño a firmar dicho contrato y establecer esa transacción. El beneficio es la señal que nos dice qué debemos hacer para servir a gente que no conocemos. Como ayudaríamos sino de manera voluntaria, no forzosa y de manera persistente en el tiempo (no vale eso de dar un euro un día a un mendigo y el resto del año olvidarse) sino es mediante el beneficio a personas que no conocemos o que no forman parte de nuestro ámbito familiar? Ya que uno en la familia sí podría hacer ese esfuerzo a diario, pero haría lo mismo a una persona que desconoce en un país del que no ha oido hablar acaso?
Además, si a uno le parecen precios o clausulas abusivas, siempre puede irse a la competencia, o crearse una si es capaz de dar el mismo bien o servicio a un precio menor. Pero los irresponsables siempre piden que sean otros los que lo hagan. Ellos jamás ponen su capital y su seguridad financiera para hacer dicho esfuerzo. Con el dinero de otros, todos somos solidarios. Uno realmente no es lo que dice ser, uno es lo que hace; y ello le define. Como libertario yo creo en la prevalencia revelada; si uno dice que se preocupa por la inmigración pero luego no ha puesto parte seria de su capital en ello, o que le preocupa la guerra de Ucrania pero no ha leido un mísero libro sobre dicho país o ha ido allí con su propio dinero a ayudar, es que no le preocupa el asunto; es un victimista, no toma responsabilidad. Porque cuesta mucho menos dar una opinión para tener su consciencia tranquila frente al resto mostrando su moral más pura, que como mínimo leerse un libro para entender a fondo la cuestión del problema del que habla. No, lo que te preocupa no es Ucrania, lo que te preocupa es que la sociedad te señale porque diga que no te preocupas de verdad, y por ello no haces más que leer titulares incendiarios y populistas de noticias de aquél lugar con el único fin de ser aceptado socialmente como alguien bueno.
La pobreza no se mide de manera correcta
La pobreza se mide de dos formas principalmente. Una en base a lo que el Banco Mundial establece para poder vivir con un mínimo para poder al menos sobrevivir y a partir de ahí poder crecer mediante el esfuerzo. Para ello se emplea el dólar Geary–Khamis, que es una divisa ajustada al lugar de residencia del susodicho y precios locales, para poder establecer una conversión acorde a cada ciudadano del Mundo. El umbral de la pobreza está a cualquier cosa que equivale a menos de entre 1.90 o 2.15 dólares, sea cual sea su conversion en la paridad del poder adquisitivo. El problema es que las mediciones no se miden de manera correcta, ya que en EEUU si alguien tiene una vivienda de varios millones de euros, pero sin ganancias o incluso pérdidas, es considerado que estaría por debajo del humbral de la pobreza. Todo para hacer política y extraer más en impuestos con la excusa de la redistribución de la riqueza, obviamente.
La otra forma de medir cuántos pobres hay en el Mundo es mediante a las presiones del partido demócrata de Estados Unidos, así como los movimientos derivados del New Age, así como los distintos gobiernos socialdemocratas que han conseguido que la ONU establezca en la actualidad cualquier cantidad arbitraria como pueda ser el SMI; en algunos lugares cantidades como por ejemplo en España la izquierda lo establece como 9.626 euros para adultos que viven solos y 20.215 euros para familias con menores. La ONU además establece un índice nuevo para medirlo, en el que incluyen datos de lo más variopinto como la educación, el período desempleado o el peso de los niños en base a su edad. Si uno nace hijo de ricos en España, decidiese ni estudiar, ni trabajar y fuese de constitución delgada, sería incluido debajo del umbral de la pobreza según este índice. Confunden medir analfabetismo, o peso con pobreza, cuando estos son valores que puedan venir por múltiples razones, incluyendo hasta enfermedades.
Contando así, se puede decir que medio planeta está por el umbral de la pobreza, aunque luego vayan en coche y veraneen un mes en la playa. No señores, los pobres de verdad no pueden veranear. Pero esto es lo que hay que vender para conseguir un victimismo y pedir que nos quiten más del 51% de impuestos ponderados de promedio, que en otras épocas, si al Rey de turno se le ocurriese pedir más del diezmo, acababa con la cabeza cortada. Esa es la diferencia cuando se le robaba más a una sociedad pobre que ya no tenía mucho que perder, de una sociedad como la actual, con teléfono, pantalla de 65″ y suscripción a Netflix que se victimiza para no sentirse mal por ser los nuevos burgueses privilegiados mientras algunos de verdad se mueren debajo de un puente.
Las grandes empresas no son monopolios
La naturaleza de las grandes empresas ha sido llegar hasta ahí porque ha conseguido ser más eficiente que el resto, y para ello la sociedad necesariamente ha tenido que ganar. Una vez llegado a tal punto, se convierte en un gigante con pies de barro, el cual abarca demasiado y comienza con las ineficiencias y sin una maniobrabilidad que pequeñas empresas sí puedan tener. Es por ello, que como los grandes imperios, siempre terminan cayendo, las empresas siguen análogamente el mismo proceso; sean días, meses, años o cientos de años. Por ello en el capitalismo siempre el pez pequeño se acaba comiendo al pez grande, hasta formar un nuevo pez grande. Durante todo este proceso se genera no sólo riqueza para la sociedad, sino que todos aquellos empleados durante ese periodo de tiempo de vida de la empresa, son familias que reciben un salario y que les permiten prosperar. Por todo ello, en el capitalismo no existen monopolios. Las grandes empresas del pasado; Yahoo, Hotmail, Blockbuster, Kodak, WorldCom, Walmart, Toys R’ us, Nokia, GM, Chrysler y un sin fin de compañias que o bien ya no son lo que eran, o directamente han desaparecido por la bancarrota debido a la competencia o a su imposible gestión.
Sin embargo, si una empresa recibe concesiones estatales, tanto en cuanto estas sean mal llamadas ayudas (ya que si las recibe uno y no otro debieran ser llamados privilegios), como si son permisos para ejercer dicho servicio; uno debe seguir ciertas regulaciones estatales para poder desempeñar un trabajo, e incluso aunque las siga, puede ser excluido (el sector del taxi, de explotación de las costas, o la entrada en el sistema bancario etc). Por ello, todo esto, que permite entrar a unos y no a otros, también llamado capitalismo de Estado o capitalismo de amiguetes – también conocido como mercantilismo – en donde se permite entrar a unos jugadores y no a otros, o que dificulta la entrada de unos por ejemplo mediante aranceles, lo que consigue es incrementar el coste de transacción, disminuir o eliminar la competencia generando así monopolios u oligopolios artificialmente. Es decir, los monopolios sólo se pueden dar mediante presencia del Estado, que es quien al tener el monopolio legal de la violencia, y de una forma u otra legisla y por tanto ejecutará aquello establecido de manera burocrática. No pueden existir monopolios en el libre mercado y respetando la proviso de Locke para los casos anormalmente excepcionales.
Tener un salario bajo o nulo no es explotación
Partiendo de lo dicho anteriormente, existiendo una libre relación contractual no existe ni puede existir explotación. Si algo nos parece con condiciones abusivas o disparatadas, nadie nos obliga a firmarlo; podemos buscar la competencia o proveer de dicho servicio nosotros mismos, sea este un bien o un servicio, seamos empleadores o empleados.
Siempre podemos decir no a un salario que consideremos demasiado bajo e incluso cero, pero aún cuando en última instancia decidamos aceptarlo, de manera voluntaria, será necesariamente porque al menos esa persona que acepta ese contrato, aún y cuando no sea el mejor de los contratos ni de lejos, será mejor aceptarlo que quedarse como estaba, ya sea porque ganará algo de capacidad adquisitiva o ya sea (en caso de un salario nulo) para ganar experiencia que luego le abrirá nuevas ventanas de trabajo que de lo contrario no tendría para seguir prosperando y escalando en mejoras laborales y de opciones de trabajo debido a su experiencia, de lo contrario, no lo aceptaría. Gracias a ello y por interés personal de cada uno, ambas partes saldrán ganando (quizás una más que otra), pero a la larga, se conseguirá abandonar la pobreza e incluso abrazar la riqueza. Esto que pueda sonar utópico ha sido clave para que países como China donde en algunos años tuvieron hambrunas de hambre de más de 20 millones de muertos en un sólo año hayan pasado a la práctica nulidad en la actualidad.
Debido a que han ido mejorando las condiciones poco a poco hasta convertirse no sólo en un país emergente sino en algunas partes directamente rico y comparable a los países más ricos del Mundo. Los inversores y capitalistas fueron a China en su día para aprovecharse de que la mano de obra era más barata que en Occidente sí, pero gracias a ello, generaron toda una red de trabajos allí, creandose competencia entre ellos mismos, generando durante este tiempo una mejora (es mejor trabajar en una fabrica 8 horas al dia por muy duro que sea, que en una granja familiar china donde hay que trabajar los 7 días a la semana en condiciones más duras). La competencia sólo podía mejorar y prosperar empleando a trabajadores de la competencia, teniendo que mejorar poco a poco o bien salarios o bien condiciones laborales, hasta llegar al punto después de decadas donde las condiciones comienzan a ser comparables a muchos países de Europa del este.
Cuál hubiese sido la alternativa? no haber ido? condenandolos al ostracismo en la pobreza y a un sufrimiento lento y doloroso de tantas generaciones. Claro que lo ideal es que los niños estén estudiando más que trabajando, pero cuando una familia debe subsistir todos los miembros deben aportar para que la familia no caiga aún más en la pobreza y para poder sobrevivir, como lo hacían nuestros bisabuelos sobre nuestros abuelos para ayudarles en el campo no hace mucho en Europa, y a ninguno de nosotros se nos hubiese ocurrido tildar aquello de explotación infantil por parte de nuestros bisabuelos. Porque en última instancia, cuando faltan recursos, el último recurso es el capital humano, donde si falla el cabeza de familia están todos los hijos para poder reemplazarlo y ayudar a la familia. Es por ello que los países más pobres son los países que más hijos tienen. Sólo cuando se sale de la pobreza, uno se comienza a plantear no tener hijos para poder disfrutar de otras cosas de la vida. Para ello debe haber un mínimo de riqueza. Sin riqueza no hay prosperidad, y sin prosperidad no hay ni puede haber plena libertad; y todo esto es mucho más importante que cualquier desigualdad.
El salario mínimo es una desgracia
Si solucionar el problema del salario mínimo fuese tan fácil como ponerlo por ley en un papel todos los problemas se podrían solucionar a golpe de decretazo. Pero ello no cambiará la realidad. Porque si fuese tan fácil, la pregunta es por qué no ponemos un salario mínimo de 2000 euros en lugar de 1000? o 5000 euros en lugar de 2000? o cualquier cantidad que nos podamos imaginar. Porque simplemente no sólo no funcionaría, sino que generaría tales consecuencias que haría el país mucho más pobre; en donde los inversores y capitalistas huirían del país, condenando a éste al desempleo y la pobreza. La gente se desesperaría por encontrar un empleo, y ya sea en A o en B (en negro), trabajarían por lo que fuese, reduciendo así el salario real.
Por lo tanto, el salario mínimo, que inicialmente se creó para tener salarios más altos, ha conseguido precisamente el efecto contrario al que buscaba. Si en cambio dejamos a los individuos establecer sus contratos libres y no coercitivos con sus salarios y condiciones, ingentes cantidades de capitalistas e inversores vendrán aquí, generando mucha mayor oferta de empleo y sin conseguir tantos demandantes, incrementando por tanto el salario. Es por ello que en países con mayores libertades contractuales, seguridad jurídica y no alteraciones artificiales por el poder coercitivo estatal, consiguen salarios mucho mayores y pleno empleo. De nuevo, la libertad genera riqueza y prosperidad. Aquellos países con más regulaciones estatales promulgando a los 4 vientos miles de derechos y restricciones sobre salarios mínimos, despidos, y un sin fin de sobrecostes que no generan ningún valor, son aquellos países donde están todos los derechos sobre el papel, donde todos tienen condiciones teóricamente inmejorables, pero que en la práctica, se desvanecen en la pobreza. Mírese el caso de Argentina o Venezuela como ejemplo; donde aquí la excusa del embargo de Cuba ya no les sirve.
La redistribución de la riqueza ocurre de pobres y clase media a clase media y alta, no de clase rica a pobre
La redistribución de la riqueza se crea con la excusa de darles a aquellos que tienen menos, de aquellos que tienen más, y de ahí el pago de impuestos y los servicios públicos. Si uno analiza consecuencialistamente los resultados de éstas políticas se dará cuenta que todos los servicios que se proveen se cercionará que estos servicios públicos así como tales ayudas (o mejor dicho privilegios) son usados no a las clases más pobres, sino a las clases medias y altas. No verán a muchos pobres estudiando en la escuela, pero tampoco en la universidad. No verán a pobres yendo al médico por un dolor de muelas o un resfriado terrible en los hospitales públicos. Sin embargo los impuestos, que se aplican a toda la población como puedan ser los impuestos indirectos como pueda ser el IVA, pero también impuestos directos en donde el coste se repercute de una u otra forma en el producto final, son pagados de una u otra forma por todos. Siendo los pobres, aquellos que usan menos servicios públicos, y al mismo tiempo siendo la clase media y alta aquellos que los usan más. Sin embargo son el conjunto de la población quienes lo subvencionan, y los pobres que trabajan desde pequeños (porque no tienen otra alternativa) hasta el momento de su muerte (estos no se retiran del trabajo), son aquellos que los usan menos.
Pero iremos más allá, cuando la gente habla de que la sanidad en USA es completamente privada, habla desde el profundo desconocimiento, ya que no tienen un sólo sistema público, sino que tienen 2 (Medicare y Medicaid), y tenían en su día un tercero (Obamacare), todo ello sin saber que el gasto de sanidad pública en USA es mayor que la sanidad pública española, tanto en costes absolutos (algo bastante lógico) pero en costes proporcionales per cápita. Es decir, que cada ciudadano estadounidense gastá más en sanidad pública en proporción de todo su salario, que lo que lo hace en España. Sin embargo todavía hay gente que se refiere a la sanidad de USA como privada y a la española como pública. Las noticias que llegan de que mucha gente muere por no poder pagarse un tratamiento en USA, no es porque no haya sanidad pública, sino porque las listas de espera son tan largas por sus ineficiencias y burocracia, que desesperados intentan ir a la privada, que al ser tan cara no pueden adquirir el tratamiento. Pero no mueren por no poder costearse la privada, sino porque a pesar de que pagan la sanidad pública no pueden acceder a la misma. Con la educación ocurre algo parecido, sólo que allí al estar globalmente demandada para una oferta local, esto dispara sus precios. Desde luego los (caros) sistemas públicos de USA no son un ejemplo a seguir, pero repetimos, son públicos. Un ejemplo a seguir sería la sanidad de Singapur, que tiene un coste tres veces más barato que la española y es dos veces más eficiente y de mejor calidad.
Es decir, hemos conseguido un sistema de bienestar donde es la clase baja la que financia principalmente los servicios de la clase media y alta, de unos servicios que se crearon teóricamente para ayudar a estos primeros. De nuevo hemos conseguido los efectos contrarios a los deseados, y no sólo ello, que al hacerles pagar esos sobrecostes los hundimos aún más en la pobreza, ya que no están exentos de impuestos.
Todos, absolutamente todos los servicios públicos de todos los sectores de la economía producen el mismo efecto, además de pérdidas o déficit, teniendo que aumentar por tanto aún más los impuestos y asfixiando aún más a los pobres. Todos, excepto uno; loterías y apuestas del Estado, que como en su día mencionaba la revista cáñamo es un impuesto voluntario donde el Estado siempre gana, y al cuál además de generar problemas con el juego o ludopatía, si a uno le toca el gordo, debe pagar más impuestos.
Cuando uno abre los ojos se da cuenta que las políticas sociales y el Estado del bienestar es realmente el bienestar del Estado. Como diría el gran Bastiat en su día todo el mundo quiere vivir a expensas del estado, olvidan que el estado vive a expensas de todo el mundo. Los políticos no generan riqueza, viven de decirles a los demás como deben vivir, por la fuerza y con la excusa de la democracia sin rendir cuentas a nadie, tengan el resultado que tengan, más que perder parte del poder de manera temporal. Por ello el mundo avanza mientras los políticos duermen.