Contra la Revolución Francesa y contra el Jacobinismo
Cuando dividimos la historia en los 4 grandes períodos; Antigua, Media, Moderna y Contemporánea, en ésta última el periodo de partida es la Revolución Francesa y que por desgracia se estudia lleno de mitos y falta de detalles que requieren de contextualización.
Entendiendo los distintos grupos en la revolución francesa
- Jacobinos: se sentaban a la izquierda de la cámara, y era considerada la pequeña burguesía. Buscaban un cambio y fueron los más radicales.
- Girondinos: se sentaban a la derecha de la cámara, y era considerada la alta burguesía.
- Planície o Pântano: indefinidos o cambiaban entre jacobinos y girondinos, se sentaban en el centro de la cámara.
- Feuillants: fue una escisión del grupo de los jacobinos y conocidos como amigos de la constitución y que fue de tendencia monárquica constitucional y opuesto al derrocamiento del Rey Luís XVI trás la Fuga de Varennes.
- Montagnards: escisión de los jacobinos, y que su nombre proviene de que se sentaban en los bancos más altos. Eran favorables a la república y se dividieron en dos grupos; los que apoyaban la medidas sociales de Danton y los que apoyaban la política del terror de Robespierre. Hubo dos corrientes minoritarias más entre ellos llamados Enragés (Rabiosos) de Roux y los Herbertistas que apoyaban a Hébert.
- Cisternenses: rama religiosa que fue fundada a partir de la Orden de Císter y que fueron anuladas durante la revolución francesa y que parte de ella consiguió sobrevivir en el exílio e intentaron parar la revolución francesa.
Todos los grupos sufrieron ejecuciones masivas por parte de los jacobinos, incluidos los propios jacobinos, que sufrieron ejecuciones perpretadas por ellos mismos.
El Terror Jacobino
En Septiembre de 1791 se promulgó la constitución que haría de Francia una monarquía parlamentaria dos años después de la revolución iniciada con la Toma de la Bastilla. La desconfianza entre el Rey y los parlamentarios, y la amenaza de las potencias europeas que exigían la vuelta a la monarquía autoritaria hicieron que los revolucionarios siguieran adelante y en 1792 el gobierno revolucionario francés declaró la guerra a Austria. Pronto, Prusia entraría adelante al lado del emperador austríaco, lo que provocaría una movilización general y la revuelta del 10 de Agosto que depuso al Rey enviándo a este a la cárcel, que crearía una convención nacional haciendo de Francia una República. El nuevo gobierno republicano dominado por el partido de los Girondinos puso en marcha una ola de ejecuciones por miedo a traidores en sus filas y que llevaría a la guillotina a principios de 1793 al mismo Rey Luís XVI. Gran Bretaña, España y las Provincias Unidas entrarían en guerra contra Francia por temor a que la revolución se contagiase a sus regiones. La convención había declarado el principio de las fronteras naturales, realizando una movilización que sublevó a los grupos monárquicos en la región de la Vendée. Ante la caótica situación los Jacobinos dirigidos por Danton y Robespierre arrebataron el poder a los Girondinos desatando así la Era del Terror en el que el Comité de Salvación Pública tomó un poder absoluto donde se ejecutaron a más de 40.000 personas y la descristianización por decreto de toda Francia. El nivel de represión fue tal, que Robespierre ordenó guillotinar a Danton en 1794, y 3 meses más tarde fue el propio Robespierre el que sufrió la misma suerte.
Se produjo entonces la Reacción Termirodiana, donde la parte más moderada de los revolucionaria se haría con el control estableciendo un Directorio para poner fin al terror y acabaría nombrando a un general victorioso de una guerra contra las potencias extranjeras; ese general no fue otro que Napoleón Bonaparte.
Ni libertad, ni igualdad, ni fraternidad
El primer mito es pensar que la revolución comienza el 14 de Julio de 1789 porque el pueblo quiere libertad y por ello toman la Bastilla. Realmente la razón por la que tomán dicho lugar es simplemente porque los parisinos reclaman pan, no están reclamando libertades. Sin embargo, este es un punto de inflexión en el cual se van acumulando mitos sobre mitos. El Rey fue guillotinado, 4 años más tarde a pesar de que éste mismo hubiese hecho todas las concesiones que los revolucionarios habían pedido. Cuando termina la revolución francesa, el que pone fin a esta curiosamente es otro Rey, ya que la revolución francesa termina cuando cae Napoleón, y vuelve el hermano del Rey guillotinado, Luís XVIII, a seguir siendo rey, bajo la misma dinastía.
Otro mito es pensar que el terror se desata como consecuencia de la agresión de potencias europeas a esa Francia republicana, y esa Francia republicana tiene que defenderse de la guerra declarada por las naciones monárquicas europeas. Quien declaró la guerra primero a Austria, y más adelante a Gran Bretaña fue la república francesa, que aunque hubiese tensiones entre estas naciones, fue la república francesa quien realmente toma la iniciativa.
La Guerra de la Vendée, que a partir de 1793 fue una revuelta campesina que decide sublevarse después de la revuelta violenta contra los revolucionarios. Al fin y al cabo, todos los dictadores actuales sueñan con mantener un modelo como el de Robespierre o Napoleón dependiendo de si uno persigue una figura republicana o monárquica. Pero en ningún momento ninguno de estos dos modelos están defendiendo la libertad.
Cuando hacen la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, lo hacen así del hombre porque tiene que venir de toda la humanidad, pero del ciudadano porque así lo establece el Estado-Nación, liderados por ciudadanos, que son aquellos que la autoridad decida. Por lo tanto tampoco es un modelo fraternal-universal, sino más bien que excluye inmediatamente haciendo un movimiento de todo menos fraternal, comenzando por los clérigos que no obedecen a la autoridad aunque sean franceses están fuera de la ciudadanía francesa. Pero también los exiliados que se marchan porque temen por sus vidas, aunque fueran franceses tampoco se les reconoce como tal. Los girondinos porque no son suficientemente radicales, también son excluidos como ciudadanos franceses. Los jacobinos que no son amigos de Robespierre, también seguirán la misma suerte. Por lo que la revolución termina siendo Robespierre y su camarilla.
El Estado-Nación
La idea del Estado-Nación hoy permea tanto en la izquierda como en la derecha y como anomalía, la derecha española es especialmente jacobina. Montesquieu realmente no introduce la separación de poderes indicando un régimen autoritario en el que todo el poder está en el Rey y que lo ideal es que esté dividido en 3 estamentos; ejecutivo, legislativo y judicial, sino más bien lo que ocurría en el Antíguo Régimen era un régimen de contrapoderes, ya que existía no sólo un Rey, sino también una Nobleza, y un estamento eclesiástico – todos ellos con derechos y privilegios- pero también las universidades, los gremios, los gobiernos municipales con derechos y privilegios y entre todos ellos existen y forman contrapoderes. Por ello los ilustrados realmente hablan de hacer tábula rasa y realmente los aglutinan en uno sólo cuando crean la convención ya que son quienes hacen las leyes, quienes las juzgan y quienes las ejecutan a aquellos que supuestamente han violado las leyes. El resultado de la revolución francesa fue precisamente la anulación de esa separación de poderes bajo el paragüas de la democracia, esto es así porque los contra-poderes quedan anclados dentro de un Estado único. Los revolucionarios franceses no se levantaron contra una monarquía autoritaria del Antigüo Régimen, los revolucionarios franceses se levantaron contra un sistema de contrapoderes que es el Antigüo Régimen para establecer una forma de Gobierno maximalista de autoritarismo, generando de facto un Gobierno autoritario desde un Estado centralizado desde el cuál emanan todas las instituciones públicas, y que choca contra cada una de esas instituciones del Antigüo Régimen que tienen poderes y orígenes muy diversos. En el pasado existían cabildos municipales que si estaban más cercanos al Rey, tenían menos autonomía, pero si estaban más alejados podían tener más autonomía y en el caso de ser un Rey débil este se tenía que plegar ante la voluntad de los mismo, por lo que no existía una fórmula única que sí existe como resultado de la Revolución Francesa. Dicho de otro modo, Luis XIV nunca tuvo tanto poder como lo tiene hoy el Presidente de la República Francesa.
El problema no es por tanto algunos de los proyectos y valores que tuvieran estos revolucionarios como pudiera ser la libertad de expresión o la separación de poderes, sino que acto seguido serían los primeros que traicionarían estos, acabando guillotinados ellos mismos y por lo que tuvieron que ser los mismos jacobinos aquellos que parasen dicha sangría al ser deborados.
La fase del Directorio y del Consulado
Llegado a este punto álgido de matanzas, comienza una parada del mismo seguido de un declive. En esta fase, llamada la fase del directorio, que raramente es estudiada, intentan rediseñar el sistema, al ser un sistema ingobernable, ya que no gobernaba una sola persona, sino un consejo, una dirección colegiada. Por ello los propios directores se encargan de acabar con él, creando el consulado en otro intento de estabilizar la situación y a su vez de concentrar poder; primero en cinco personas, luego en tres, y finalmente en una que sería Napoleón Bonaparte que en el año 1804 termina coronándose como emperador 15 años después de la Toma de la Bastilla y 11 después de que a Luis XVI le guillotinarse. Francia, en apenas 11 años ha pasado de ver como se guillotinaba al Rey a ver como se corona otro ‘Rey’ en la Catedral de Notredame. Algo que no se explica en los colegios porque han mitificado al revolución francesa y por tanto necesitan excluir esta contradicción de la presente educación en los libros de texto.
La constitución del Estado-Nación
Tras constituir el Estado-Nación como el objeto político de Francia, a continuación todos los miembros de dicho Estado-Nación están obligados a contribuir al ejército como con sus vidas y a dejarse matar como carne de cañón. Resulta paradógico entender que la revolución francesa trajo más libertad de sus ciudadanos cuando con anterioridad a esto Rousselier debía pagar a aquellos mercenarios que le requería un coste económico, y que si se les dejaba de pagar le podían traicionar o sublevar, y que este hubiese soñado con poder forzar a todos los ciudadanos sin una compensación económica y a estar obligados por su condición de ciudadanos franceses a ejercer como mercenarios.
En el momento que se inventa la idea de la Nación como concepto político, abren la veda para poder justificar cualquier acción en tal de defender a tal Nación, incluso aniquilar al contrario. Pudiendo redefinir el concepto de Nación en base a los intereses de dicho Estado como forma de Gobierno, pudiendo excluir de la Nación a ciudadanos que objeten dicha defensa o por cualquier otro motivo arbitrario como pueda ser la raza o la etnia. Llegando al punto más radical a los nacionalismos contemporaneos como pueda ser la Alemania del III Reich, entiendiendo perfectamente quien está excluido de su modelo nacional. Si algo caracterizan a los nacionalismos, es con que rapidez excluyen; no siendo estos a los que son evidentes. El peor legado obtenido posiblemente de la revolución francesa. Los Estados-Nación por tanto se caracterizan principalmente por la exclusión y el monopolio legal de la violencia; algo opuesto de los lemas de dicha revolución; libertad, igualdad, fraternidad.
Si bien es cierto que en el pasado había un impuesto que era difícil escaparse; el Diezmo Eclesiástico, era un impuesto del 10% de la producción total, lo cual es mucho menor que lo que existe actualmente, pero es que además no existía ningún otro impuesto adicional por otras razones. Resulta paradógico pensar que actualmente se trabaja unos 6 meses al año para cubrir estos impuestos y aún existen individuos que piden incrementar más impuestos para el sistema de bienestar, cuando esos mismos son aquellos que nos decían aquellos pobres campesinos en la Edad Media que estaban obligados a trabajar unos días para el Señor Feudal.
Por lo tanto para entender el fenómeno de la Revolución Francesa hay que estudiar el contexto de la misma, incluyendo los años anteriores y posteriores de la misma. Si bien es cierto que el momento más memorable como punto de partida pudiese parecer ser la Toma de la Bastilla, pero hay que remontarse a momentos anteriores como pudiesen ser la Revuelta de los Notables, el desgaste económico que supuso a la Corona Francesa involucrarse en la Guerra de Independencia de Estados Unidos e incluso hasta los tiempos de Rousselier con el desmontaje de los contrapoderes y a partir de ahí siempre ciñiéndonos a la cronología ir avanzando hasta descubrir que lo que a uno le han contado, suele no tener nada que ver, hasta el punto de que uno entenderá que las potencias europeas nunca declararon la guerra a la revolución, sino más bien que fue la revolución la que declaró la guerra a las potencias europeas; pura cronología.
Referencias:
- «Histoire de la Révolution française» de Jules Michelet
- «La Revolución Francesa» de Peter Davies
- «Les origines de la France contemporaine» de Hippolyte Taine
- «La revolución francesa» de Pierre Gaxotte
- «El Antiguo Régimen y la Revolución» de Alexis de Tocqueville
- Los mitos de la Revolución Francesa. Alberto Garín y Fernando Díaz Villanueva en ViOne
- La Revolución Francesa de Miguel Anxo Bastos
- La toma de la Bastilla Fernando Díaz Villanueva en La Contra Historia
- El terror jacobino de Fernando Díaz Villanueva en La Contra Historia
- Los derechos del hombre y del ciudadano de Fernando Díaz Villanueva en La Contra Historia
- El directorio de Fernando Díaz Villanueva en La Contra Historia
- Bastos presenta «Contra la revolución francesa«
- Contra la Revolución francesa (con Fernando Díaz Villanueva y Alberto Garín) en Academia Play
- La toma de la Bastilla de Fernando Díaz Villanueva en La Contra Historia